Memorias del presente


Cómo fueron adquiriendo nuevos sentidos

Resignificaciones

Desaparecidos y asesinados en democracia

Los recordatorios también ponen en evidencia la capacidad que ha tenido la lucha por memoria, verdad y justicia de trascender la memoria y el repudio de la dictadura y vincularse con las graves violaciones a los derechos humanos del presente.

La conexión entre los crímenes de la dictadura y los hechos de violencia institucional más graves cometidos por las fuerzas de seguridad en democracia fue planteada por las organizaciones de derechos humanos muy tempranamente, al mismo tiempo que el reclamo por el desmantelamiento del aparato represivo.

La constatación de que las fuerzas de seguridad continuaban actuando bajo pautas establecidas durante el régimen militar, sosteniendo prácticas criminales y arbitrarias contra la población, llevó a definir la lucha contra la violencia institucional como una prioridad para algunas de estas organizaciones y también condujo a la conformación de nuevos colectivos de familiares de víctimas que buscaron denunciar y visibilizar estas prácticas estatales.

Los recordatorios terminaron siendo también una expresión de estas conexiones establecidas entre las violencias estatales del pasado y las del presente, una forma más de pensar qué de ese pasado resuena aún hoy en la sociedad argentina: qué gestos, qué políticas no están disociadas de ese pasado.

Raquel Witis, madre de Mariano Witis, asesinado por la policía de la policía de la provincia de Buenos Aires el 21 de septiembre de 2000, cuenta que “al ver los recordatorios colectivos del terrorismo de Estado, donde familiares expresaban su sentir, contaban las vidas de sus seres queridos, su militancia y pensando que eso era un decirle a la sociedad: “Acá estoy, yo fui” decidimos hacer un recordatorio por Mariano. Los primeros eran para su cumpleaños y después para el día en que se conmemora su muerte; por último decidimos tomar sólo el día de su muerte porque, como dice el subcomandante Marcos: “La memoria funda siempre el mañana, y quien cuida y guarda la memoria cuida y guarda la vida”. Es una forma de decir “esto ocurrió”, porque sabemos que lo que no se visibiliza y no se sanciona, se repite, entonces los crímenes deben ser visibilizados para evitar su repetición”.

Para Alberto Santillán, el papá de Darío Santillán, asesinado por la policía de la provincia de Buenos Aires en el Puente Avellaneda el 26 de junio de 2002, también el recordatorio es un espacio de afirmación, de presencia de la persona querida que fue arrebatada, y al mismo tiempo un vehículo expresivo no sólo de los familiares sino también de los compañeros y compañeras de militancia. “Durante meses, años, he publicado en Página/12, me pareció un lugar donde uno decía la verdad… el espacio era muy personal, era Darío, era la voz de sus compañeros, de mis hijos, la mía… Honrar a Darío, no únicamente como padre, como hermanos, sino también con sus compañeros que estaban con tanta bronca”.

Los recordatorios han ido visibilizando también una trama de vínculos y relaciones, de las que el propio diario también fue testigo, entre familiares de víctimas de la dictadura y familiares de víctimas de la violencia institucional en democracia. Estas diferentes historias de lucha se fueron entrelazando mutuamente en la vida y en los recordatorios “hace ya varios años en los recordatorios no solamente ponemos a nuestros familiares, es decir, a los papás, los hermanos, los tíos, los primos, sino también a la Comisión de Verdad y Justicia de Zona Norte porque consideramos que las graves violaciones a los derechos humanos son un tema de todos”, explica Raquel Witis.  

El caso de la desaparición del testigo Jorge Julio López en septiembre de 2006, víctima del terrorismo de Estado, testigo en los juicios y desaparecido en democracia, tuvo también un impacto muy marcado en los recordatorios. Las primeras menciones exigiendo su aparición con vida son de los primeros días de noviembre del 2006 y las referencias a su desaparición se convirtieron en una constante que se mantiene hasta el día de hoy. En el 2017, a partir de la desaparición de Santiago Maldonado, se volverá a ver el nombre de una víctima de violencia estatal en democracia acompañando el nombre de desaparecidos en dictadura.


Con el paso del tiempo, también empezaron a publicarse recordatorios como herramienta de homenaje. Madres, Padres, militantes de organismos de Derechos Humanos empezaron a ser recordados en estas publicaciones tras su muerte. Personas que tal vez publicaban recordatorios en la memoria de sus seres queridos, ahora son a su vez objeto de este gesto de memoria, para recordar su dolor trasformado en lucha, para resaltar sus compromisos, sus acciones, su cariño. Para recordar a todos los que recordaban.